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MIS DIABLOS Y DIABLESAS

lunes, 16 de septiembre de 2013

NOS MORIMOS SIN DARNOS CUENTA ....II

Pero si el agua no a terminado de conveceros y aun así seguís pensando que todo esto solo son informes y tonterías para entretener la mente y que nada mas lejos de la verdad lo aquí expuesto . Pues entonces podéis ir sacando con antelación el billete al otro mundo ( todos tenemos ya el nuestro ....pero unos partirán antes que otros )  
Como os digo es practicamente imposible escapar ni aun bebiendo o comiendo alimentos y agua en lugares remotos , ni estando aislados en una montaña , nada de lo que hagáis os servirá ....¡ Salvo como dije anteriormente difundir , luchar y exponer  para por lo menos tratar de advertir y dar una posibilidad a las futuras generaciones !
toda la cadena esta contaminada y si no es directamente es indirectamente todo el ciclo vuelve una y otra vez a comenzar bebemos orinamos y vuelve a su origen que es agua pero ya contaminada por nuestro propio organismo defecamos y va directamente a la red de aguas y vuelta a comenzar , las nubes ´´ recogen `` el agua y la dejan caer pero ya contaminada ....¡ como veis la cadena es siempre cíclica !

pero si podemos advertirlo , para que nuestros dirigentes vean que no somos tontos que les hemos visto el plumero y con esfuerzo y tesón ir cambiando las mentes de todos hasta que un día todo esto sea revertido ( por desgracia nosotros no veremos la victoria ....pero la habremos comenzado )

Pero sigamos ahondando un poco mas en lo que comemos 


El supermercado no es más que otro reto que superar. Las supuestas garantías de salubridad que han sido “confirmadas” . Son una completa falacia. Los alimentos integrales y orgánicos superan en más de cuatro veces el precio de los alimentos cultivados de manera convencional, mientras que los alimentos procesados son promocionados sobre los demás. Algunos de los venenos más comunes que pueden hallarse en el supermercado no están etiquetados o el etiquetado es engañoso.
Organismos genéticamente modificados:
Es prácticamente imposible hacer la compra sin añadir algún ingrediente genéticamente modificado a la cesta. Por ejemplo, casi cualquier producto procesado contiene maíz, y hasta el 85% del maíz cultivado en Estados Unidos ha sido modificado genéticamente. Sin embargo, los organismos genéticamente modificados resultan muy caros para tu salud, a pesar de las afirmaciones de las corporaciones en sentido contrario.
Tan solo algunos de los resultados de una dieta con productos genéticamente modificados (basados en estudios contrastados por otros científicos) son: tumores, muerte prematura, fallo multiorgánico, lesiones gástricas, hepáticas y renales, reacciones alérgicas graves, gen vírico con efectos perjudiciales sobre las funciones biológicas humanas… puedes leer más AQUÍ.
Edulcorantes artificiales:
Los edulcorantes artificiales son letales.
Splenda, por ejemplo, es el nombre comercial de la sucralosa, un edulcorante artificial a base de moléculas cloradas, que se forma cuando los grupos hidroxilos de una molécula de azúcar quedan reemplazados por moléculas de cloro. Según el doctor James Turner, presidente del grupo de divulgación nacional para el consumidor Citizens for Health, “en los animales examinados para el estudio, Splenda redujo la cantidad de la beneficiosa flora bacteriana de los intestinos en un 50 %, incrementó el pH del medio intestinal, contribuyó a incrementar el peso corporal y alteró los niveles de glicoproteína P (gp-P) de tal modo que el consumo de determinados medicamentos podría tener efectos decisivos sobre la salud”.
  • Problemas gastrointestinales
  • Migrañas
  • Apoplejía
  • Vértigo
  • Visión borrosa
  • Reacciones alérgicas
  • Aumento de los niveles de azúcar en sangre
  • Aumento de peso
Alarmantemente, existe algo todavía peor: el aspartamo. Esta letal excitotoxina estimula literalmente tus neuronas, ¡hasta que mueren! Por si eso no basta para que descartes definitivamente los refrescos de cola bajos en calorías, es también un conocido carcinógeno que se descompone formando formaldehído en el cuerpo humano. De hecho, se han documentado 92 efectos negativos para la salud relacionados con el consumo de aspartamo.
La carne y los productos lácteos que consumimos tampoco son seguros: los animales de granja y el ganado lechero son inyectados con hormona del crecimiento genéticamente modificada, contaminando la leche producida o la carne de los animales sacrificados.
“En cuanto al riesgo de cáncer, la leche de las vacas a las que se ha inyectado hormona del crecimiento genéticamente modificada contiene “hasta diez veces la cantidad de factor de crecimiento insulínico tipo 1.” Se ha demostrado que el factor de crecimiento causa cáncer de mama, de próstata y de colon (Miller). Cuando los humanos consumen esta leche, aumentan el riesgo de desarrollar estos cánceres. Este no es el único riesgo para la salud reproductiva: en cuanto a las ratas alimentadas con patatas genéticamente modificadas, desarrollaron cerebros, testículos e hígados más pequeños, y los machos alimentados únicamente con soja genéticamente modificada sufrieron cambios en los testículos, que pasó “del color habitual rosado al azul oscuro”.”
Esta es solo una pequeña parte de las toxinas que estamos ingiriendo, respirando y absorbiendo por la piel cada día. Estamos enjabonando nuestra piel con productos petroquímicos. El bisfenol A se filtra en nuestros alimentos y bebidas. Las estelas químicas y los métodos de cultivo cuestionables están contaminando el aire que respiramos… todo esto da para escribir un libro, y no únicamente un artículo. Aditivos como el glutamato monosódico e ingredientes no alimenticios de nombre impronunciable están matando nuestras neuronas y desencadenando el crecimiento de células cancerosas en nuestro organismo.
¿Y cuál es el resultado de todo esto?
  • Enfermedad
  • Obesidad
  • Apatía
  • Menor coeficiente intelectual
  • Menor esperanza de vida
  • Infertilidad
Si todo se limitara a alguna agresión tóxica fortuita, podría pensarse que esto es accidental, algo que ha ocurrido solo por negligencia. Pero con todos los indicios que demuestran de manera irrefutable que los alimentos que ingerimos, el agua que bebemos, y el aire que respiramos nos está enfermando, ¿cómo podemos llegar a cualquier otra conclusión que no sea la del “ataque deliberado”?
Todas esas agencias que supuestamente están ahí para nuestra protección son meros brazos ejecutores de la gigantesca maquinaria de propaganda. Están ahí para convencernos de que “alguien” pondría fin a ello si estas cosas realmente fueran malas para nosotros. Están ahí para crear una falsa sensación de confianza en nuestros organismos reguladores, y para hacernos creer que nuestra salud y seguridad es su principal preocupación.
La moderación no es una opción válida. Tenemos que contrarrestar con la evitación más estricta.
Piensa en esto:
¿Le darías a sabiendas a tu hijo solo “un poquito de cianuro”? ¿Le dejarías tomar una porción de estricnina “de vez en cuando”? ¿Le darías un cigarrillo solo porque “eso es lo que te ofrecen cuando sales por ahí”? ¿Le dejarías beber lejía de la despensa con tal de que no fuera una cantidad inmediatamente letal, y si estuviera tan diluida que no se quemara la garganta cuando la tragara?
Nuestros políticos, agentes gubernamentales y agencias de “protección” están comprados y bien pagados. En el mejor de los casos son cómplices, y en peor de los casos son los que han establecido así las cosas.
¿Por qué?
Y aquí viene lo difícil; aquello por lo que todo el mundo te tacha de loco conspiranoico. Es el momento en que pierdes audiencia, porque la realidad causa que la disonancia cognitiva entre en acción. Nadie puede creer que un Gobierno enferme deliberadamente a sus ciudadanos, los vuelva infértiles, estúpidos, y les cause la muerte.
Pero existen razones perversas para ello; he aquí algunas:
  • Una población enferma y embotada es más fácil de controlar, pues está demasiado letárgica para resistir a la tiranía.
  • La gente que muere joven no representa una carga para las finanzas del país: no recibirá seguridad social ni utilizará cantidades inmensas de atención sanitaria en la edad avanzada. La eugenesia es rentable.
  • Una población idiotizada aceptará sin rechistar cualquier cosa que reciba. Estará compuesta por pequeñas abejas obreras, drones humanos realizando tareas que no requieren capacidades de pensamiento crítico, felices de ser recompensados con una caja de cerillas donde vivir y con un carrito lleno de alimentos procesados.
  • La infertilidad contribuye a las medidas de despoblación.

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